Introducción  
El proceso de envejecimiento es una etapa que 
implica  cambios  físicos,  emocionales,  así  como 
sociales  que  pueden  afectar  el  bienestar  y  la 
autoestima en adultos mayores. La vejez se evalúa de 
manera  dual:  positivamente,  como  una  etapa  de 
sabiduría, estatus social, y negativamente, asociada al 
deterioro  físico-mental.  La  mayoría  de  los  adultos 
mayores consideran que la vejez conlleva pérdidas, 
junto  a  una  carga  social,  lo  que  devalúa  su 
contribución a la sociedad (Sáez, 2025). 
Diversas investigaciones destacan los factores 
como  la  participación  social,  el  mantenimiento  y 
actuación  en  redes  de  apoyo,  así  como  la 
participación en actividades recreativas y formativas 
para mejorar el bienestar en este grupo poblacional. 
(García et al, 2022, Concepción-Breton, et al., 2020). 
La autoestima, definida como la valoración que las 
personas hacen de sí mismas, representa una función 
preponderante  en  el  bienestar  psicológico  y  en  la 
capacidad de afrontamiento ante los retos propios del 
envejecimiento  (Abud  &  Lozano,  2023).  La 
autoestima  se  considera  un  componente  para  el 
bienestar  emocional,  es  un  pilar  fundamental  para 
enfrentar los desafíos que surgen con la edad (Roca, 
2013).  A  nivel  nacional  e  internacional,  las 
investigaciones  muestran  que  los  adultos  mayores 
con  una  autoestima  baja  tienden  a  experimentar 
niveles de ansiedad y depresión, lo que puede resultar 
en  un  deterioro  de  su  salud  mental  (Acosta  et  al., 
2017; Orozco, 2015). 
Investigaciones  han  evidenciado  que  la  baja 
autoestima  junto  a  percepción  de  escaso  bienestar 
psicológico  está  relacionada  con  la  reducción  de 
interacciones sociales y el sentimiento de aislamiento 
(Abud, & Lozano, 2023), problemas pueden afectar 
negativamente tanto a  salud  mental como física de 
esta  población,  aumentando  el  riesgo  de  depresión 
como  de  deterioro  cognitivo.  La  participación  en 
actividades  formativas  y  recreativas  puede  ser  una 
estrategia  efectiva  para  mejorar  la  autoestima  y  el 
bienestar  psicológico  en  adultos  mayores.  Estudios 
como  los  de  García  Cervantes  &  Lara-Machado 
(2022)  han  demostrado  una  relación  positiva  entre 
calidad de vida y autoestima en adultos mayores que 
participan en actividades de socialización. Asimismo, 
investigaciones como las de Abud Esquivel & Lozano 
Zúñiga (2023) señalan que los adultos mayores con 
niveles  altos  de  autoestima  presentan  una  mejor 
adaptación a la vejez y menor incidencia de trastornos 
emocionales. 
El  objetivo  de  la  presente  investigación  es 
analizar  la  relación  entre  la  autoestima  con  el 
bienestar  psicológico  en  adultos  mayores  que 
participan en actividades formativas, como también 
recreativas organizadas por el municipio de La Paz. 
Se plantea la siguiente pregunta de investigación: ¿De 
qué manera la participación en actividades formativas 
y recreativas organizadas por el municipio de La Paz 
influye  en  la  autoestima,  como  en  el  bienestar 
psicológico de los adultos mayores? 
 
Metodología  
La  presente  investigación  se  enmarcó  en  un 
paradigma positivista, fundamentado en la teoría del 
conocimiento  positivista  (Escobar,  2019).  Este 
enfoque fue elegido porque permite abordar el estudio 
desde una perspectiva objetiva, externa, haciendo que 
la investigación sea libre de contaminaciones. En este 
contexto, la realidad se considera observable, medible 
y cuantificable, lo que contribuye para el análisis de 
la  relación  entre  la  autoestima  y  el  bienestar 
psicológico  en  adultos  mayores.  Al  adoptar  este 
paradigma,  se  busca  minimizar  la  influencia  de 
valores,  como  de  sesgos  en  los  resultados, 
garantizando la validez-fiabilidad de los hallazgos. 
El  enfoque  del  trabajo  investigativo  fue 
cuantitativo, lo que permitió examinar los datos de 
forma  numérica  y  establecer  relaciones  entre 
variables.  Este  enfoque  facilita  la  recolección  y 
análisis de datos que reflejan de manera precisa las 
propiedades  relevantes  de  las  personas,  grupos  y 
fenómenos en estudio (Escobar, 2024). Además, se 
adoptó un diseño de investigación no experimental 
descriptivo, que se centra en comprender el objeto de 
estudio  dentro  de  su  ambiente  natural,  donde  el 
investigador  no  manipula  deliberadamente  las 
variables independientes para observar su efecto en 
las variables dependientes (Jurado et al., 2025). Este 
tipo  de  diseño  es  idóneo  para  investigar  el 
comportamiento,  teniendo  una  visión  detallada  de 
cómo  la  participación  en  actividades  formativas 
(Tintaya, 2017), y corte transversal, recolectado datos 
en un solo momento y tiempo único (Escobar, 2024) 
La población de estudio estuvo constituida por 
un  conjunto  limitado  y  accesible  de  casos  que 
sirvieron  como  referente  para  la  selección  de  la 
muestra,  cumpliendo  con  criterios  predeterminados 
(Arias et al., 2016). En este caso, la población fueron 
personas  adultas  mayores  que  participaban  en 
proyectos municipales en la ciudad de La Paz, que 
ascienden a un total aproximado de 850. Una vez