una reflexión de la sociedad en su conjunto y no 
solo de los sectores educativos. 
Los docentes, desde nuestro rol, aportamos a 
la  construcción  de  currículo  porque  tomamos 
decisiones  en  la  selección  de  contenidos,  la 
elección  de  metodologías  y  decidimos  cuáles 
aspectos consideramos importantes evaluar en el 
aula.  Pero,  en  definitiva,  es  necesario  un 
cuestionamiento más  profundo acerca de  lo que 
enseñamos, por qué lo enseñamos y su pertenencia 
de  acuerdo  con  las  necesidades  globales, 
nacionales y locales. Un análisis histórico de las 
propias  prácticas  y  del  currículo  nacional  nos 
pueden dar algunas respuestas. 
Si  bien  es  cierto  que  el  maestro  es  un 
transformador en el aula de clase, también es real 
que difícilmente puede impactar la totalidad de sus 
estudiantes en el componente académico, sea por 
la cantidad, por casos de necesidades educativas, 
por apatía a la asignatura, etc. Esta integración de 
tecnologías  digitales  aportaría  al  desarrollo  de 
competencias, a la motivación de los estudiantes al 
aprendizaje ya que utilizan herramienta que llaman 
su  atención;  además  se  convierte  en  una  oferta 
flexible y pertinente al entorno en que vivimos. 
Actualmente  en  la  educación,  la  forma  en 
que  se  enseñan  y  aprenden  las  matemáticas  ha 
cambiado  significativamente  con  base  a  la 
integración  de  la  tecnología  en  los  procesos 
educativos,  lo  que  demanda  el  desarrollo  de 
procesos de constante innovación, replantear los 
entornos de aprendizaje, actualizar los contenidos 
y reflexionar sobre nuevos paradigmas (Unesco, 
2014).  
Es  el  caso  de  los  entornos  híbridos  de 
aprendizaje, que mezclan la instrucción presencial 
con recursos digitales y herramientas en línea, los 
cuales, se han vuelto cada vez más populares como 
una metodología pedagógica que busca potenciar 
la enseñanza y el aprendizaje de la matemática. De 
igual  forma,  la  educación  diferenciada  es  una 
práctica  novedosa  en  ciertas  instituciones 
educativas, donde se busca adaptar la enseñanza de 
las  matemáticas  según  las  necesidades 
individuales de los estudiantes, teniendo en cuenta 
factores  como  su  nivel  de  habilidad,  estilo  de 
aprendizaje  y  necesidades  específicas.  Es  este 
punto  donde  surge  el  cuestionamiento  sobre  la 
efectividad  de  la  educación  diferenciada  en 
entornos híbridos de aprendizaje en la enseñanza y 
aprendizaje de las matemáticas, dado que, ambas 
estrategias han sido promovidas como formas de 
mejorar  el  compromiso  y  los  resultados 
académicos en el área de matemáticas.  
 
Antecedentes de la Educación Híbrida  
 La  implementación  de  la  tecnología  en  el 
ámbito de la educación durante la década de 1960 
inició con el uso de grabadoras y televisores para 
transmitir  clases  grabadas  a  los  estudiantes.  De 
acuerdo  con  Bates  (2019),  estos  antecedentes 
históricos  fueron  el  presente  para  el  uso  de 
tecnología en la educación híbrida. La educación 
en línea se empezó a desarrollar a finales del siglo 
XX, por medio de las primeras universidades en 
línea, como la Universidad de Phoenix en Estados 
Unidos y la Open University en Reino Unido, las 
cuales  ofrecían  programas  de  estudio 
completamente  en  línea,  pero  continuaban  con 
espacios  presenciales  para  tutorías  y  exámenes 
(Garrison  &  Kanuka,  2004),  lo  que  se  puede 
entender  como  acercamientos  a  la  educación 
híbrida. 
La  educación  pasó  de  una  dinámica  de 
enseñanza-aprendizaje  única,  centrada  en  la 
actividad presencial, a una diversidad de formas 
complementarias de aprendizaje, lo que se produjo 
al  incorporar  actividades  prácticas  y  agregar  el 
autoaprendizaje  (Rama,  2021).  Es  el  caso  de  la 
educación  semipresencial,  desde  componentes 
sincrónicos de tipo presencial por medio de tutores 
y autoaprendizaje a través de guías o libros. 
Un  aspecto  coyuntural  fue  la  pandemia 
ocasionada  por  el  COVID-19,  que  produjo  un 
fuerte impacto en el devenir de la sociedad, y en 
particular el ámbito educativo con el cierre, en de 
colegios y universidades y  derivó en un  desafío 
para  estudiantes,  docentes  y  en  si  toda  la 
comunidad  educativa,  quienes  tuvieron  que 
incorporarse a un sistema de educación totalmente 
virtual.    Con  el  paso  del  tiempo,  se  realizaron 
nuevas aperturas a nivel sanitario y se pudo armar 
un diseño curricular alternado con lo presencial y 
con lo virtual. Es así como nos encontramos con 
una  educación  híbrida,  aunque,  hablar  de 
educación híbrida no es un concepto nuevo.  
En el contexto de la educación superior, la 
educación  híbrida  ha  sido  ampliamente 
investigada,  encontrando  que  puede  mejorar 
significativamente  el  rendimiento  académico  de 
los estudiantes y es de gran utilidad para aquellos