procesos de enseñanza y mejorado la experiencia 
de aprendizaje de los estudiantes. 
En  las  décadas  de  1950  y  1960,  los 
primeros  avances  en  IA  sentaron  los 
fundamentos para su aplicación en la educación. 
Al respecto, destaca el teorema de demostración 
de  la  lógica  automática  creado  en  1956  por 
Simon, cuyo programa de IA capaz de evidenciar 
teoremas matemáticos, fue uno de los primeros 
intentos basados en el uso de computadoras para 
realizar tareas educativas. En esta línea, Simon 
(2019)  argumentaba  que  las  máquinas  podían 
enseñar  a  través  de  programas  de  tutoría 
interactiva que eran adaptados a las necesidades 
de cada estudiante. 
Aunque  Simon  fue  visionario  en  sus 
ideas,  en  aquel  entonces,  las  limitaciones 
tecnológicas  dificultaban  la  implementación 
práctica  de  la  IA  en  la  educación.  Las 
computadoras  eran  costosas  y  no  estaban 
ampliamente  disponibles  en  los  entornos 
educativos.  Además,  la  capacidad  de 
procesamiento  y  almacenamiento  de  datos  era 
limitada  en  comparación  con  los  estándares 
actuales. A pesar de los obstáculos mencionados, 
el  trabajo  pionero  de  Simon  demostró  el 
potencial de la IA para mejorar la enseñanza y el 
aprendizaje,  pues  estableció  las  bases  para  las 
investigaciones y avances posteriores en el área. 
En  la  década  de  1980,  Papert  (1993) 
introdujo  el  lenguaje  de  programación  Logo, 
diseñado para enseñar a los niños a través de la 
interacción con una computadora. Este lenguaje 
se basaba en la idea de que los estudiantes podían 
aprender  de  manera  efectiva  mediante  la 
experimentación  y  la  resolución  de  problemas 
prácticos con ayuda de una forma primitiva de 
IA.  En  este  contexto,  los  comandos  de 
programación, escritos en Logo, permitían a los 
educandos  controlar  el  movimiento  de  una 
tortuga  virtual  y  crear  patrones  gráficos.  Así, 
Logo proporcionaba una forma tangible y visual 
de explorar conceptos matemáticos y lógicos, y 
fomentaba la creatividad y el pensamiento crítico 
del alumnado. 
Además de su trabajo con Logo, Papert 
desarrolló  el  concepto  de  “micromundos”,  los 
cuales eran entornos computacionales diseñados 
para permitir a los estudiantes conocer y aprender 
conceptos específicos de manera interactiva. Los 
micromundos  utilizaban  técnicas  de  IA  para 
adecuarse al estilo de aprendizaje del estudiante 
y  brindar  retroalimentación  personalizada  al 
objeto de optimizar su proceso educativo. 
En  la  década  de  1990,  Schank  (1995) 
sostenía  que  las  narrativas  constituyen  una 
importante herramienta para captar la atención y 
el interés de los estudiantes, ya que, al utilizar la 
IA,  servirían  para  crear  simulaciones  y 
escenarios  de  aprendizaje  basados  en  desafíos 
auténticos  y  en  la  resolución  de  situaciones 
similares a las del mundo real. Además, Schank 
(1995) también abogó por el uso de la IA para 
diseñar sistemas inteligentes de tutoría que guíen 
a los educandos a través de los simuladores de 
aprendizaje. Estas plataformas pueden identificar 
las  fortalezas  y  debilidades  de  los  alumnos, 
proporcionar apoyo en tiempo real y adaptar la 
experiencia  de  aprendizaje  a  las  características 
del estudiantado. 
En  los  últimos  años,  el  desarrollo  de 
algoritmos de aprendizaje automático y análisis 
de datos ha impulsado  de forma vertiginosa el 
uso de la IA en la educación, ya que se han creado 
sistemas  de  tutoría  virtual  basados  en  esta 
tecnología  que  pueden  adaptarse  al  nivel 
cognitivo  de  los  alumnos  y  brindar  apoyo 
continuo.  Del  mismo  modo,  se  han  diseñado 
sistemas  de  recomendación  que  sugieren 
recursos  educativos  relevantes  para  cada 
estudiante, en función de su perfil y rendimiento 
académico.  
Entre  los  avances  más  significativos, 
destaca el lanzamiento de ChatGPT-3.5 el 30 de 
noviembre  de  2022,  pues,  en  el  ámbito  de  la 
educación, esta herramienta ha  demostrado  ser 
capaz de ofrecer una interacción conversacional 
más  natural  y  personalizada  a  los  estudiantes 
porque  puede  responder  preguntas,  ofrecer 
explicaciones  detalladas  y  entregar  asesoría  en 
directo.  Además,  como  sostiene  Olite  et  al., 
(2023), ChatGPT tiene la habilidad de acceder a 
contenido actualizado y recursos educativos en 
línea, ya que puede analizar y procesar grandes 
cantidades  de  datos  para  proporcionar  a  los 
educandos información precisa y relevante sobre 
diversos  temas.  Adicionalmente,  según  García 
(2023), ChatGPT posee la capacidad de apoyar la 
resolución  de  problemas  complejos,  pues, 
mediante  su  descomposición  en  pasos  más 
manejables, puede guiar a los estudiantes a través 
de estrategias y enfoques efectivos. Esta ventaja