causa-efecto.  En  la  actualidad,  se  dice  que, 
por ejemplo, “los alumnos de 15 años tienen 
una  implicación  conductual  baja  (participan 
poco)”  y  no  se  aporta  ninguna  información 
más, por lo que se están dando a conocer datos 
carentes de valor real. 
En  contraposición,  si  también  se 
investiga  la  cultura  escolar,  se  dispone  de 
datos y herramientas suficientes para conocer 
qué  influye  en  los  niveles  de  implicación. 
Partiendo del ejemplo anterior, si además de 
observar que los alumnos de 15 años tienen 
una implicación conductual baja, se advirtió 
que  la  cohesión  social  es  baja,  o  que  el 
alumnado  valora  negativamente  su  relación 
con  el  cuerpo  docente,  entonces  -y 
únicamente  entonces-  se  contó  con 
herramientas  y  datos  suficientes  para 
establecer relaciones causa-efecto. Si, por el 
contrario,  se  desconoció  la  cultura  escolar, 
difícilmente se pudo llegar a teorizar sobre el 
origen o la causa de los niveles de implicación 
y, en consecuencia,  todo  intento  de  tatar de 
justificar  o  comprender  dichos  datos  quedó 
completamente alejado de la realidad escolar 
donde fueron tomados y basado en teorías. 
 
Conclusión 
 
La implicación escolar ha resultado ser 
una gran materia de investigación educativa, 
no  solo  por  la  utilidad  de  los  datos  que  se 
recogen, sino porque se ha convertido en un 
excelente indicador para predecir problemas 
futuros como el  abandono  escolar. Además, 
conviene no olvidar que el  objetivo de  toda 
investigación educativa no es solo crear nueva 
evidencia  científica,  sino  ayudar  a  toda  la 
comunidad  educativa  (alunando,  docentes, 
familias…)  dotándoles  de  nuevas 
herramientas, métodos y datos que puedan ser 
comprendidos por la población general. 
En este aspecto, la investigación de la 
implicación  escolar  ha  tenido  luces  y 
sombras. Ha hecho una excelente labor a  la 
hora  de  ofrecer  datos,  estudiar las  variables 
que pueden afectar a la implicación escolar… 
Pero se ha quedado corta a la hora de brindar 
un marco a los datos obtenidos. Para ello, ha 
de  entenderse  la  escuela  como  una 
organización,  como  un  ente  más,  y  no  solo 
como un medio para aprender o preparar a los 
alumnos para el mundo. Como organización, 
tiene  sus  normas  y  costumbres,  las  cuales 
indudablemente afectan a la manera en la que 
el alumno se relaciona con la misma. 
Este  ensayo,  por  tanto,  propuso  ir  un 
paso  más  allá  en la  construcción  del  marco 
para  los  datos  recogidos  de  una  escuela. 
Planteó  acopiar  datos  de  la  cultura  escolar 
para  disponer  de  información  útil,  como 
pueden ser los niveles de cohesión y control 
social,  e  información  del  contexto  escolar, 
ofreciendo  herramientas  para  establecer 
relaciones de causa y efecto. Por ejemplo: en 
una investigación educativa los datos de los 
alumnos de un centro indican unos niveles de 
implicación emocional y conductual bajos. Si 
no se aporta ningún dato más, dichos datos de 
los  niveles  se  quedarán  cortos,  porque,  más 
allá de un valor  meramente informativo, no 
realizan una aportación significante. Además, 
cualquier intento de encontrar una explicación 
a esos niveles sería meramente teórica (podría 
basarse  en  teorías  del  desarrollo  e 
investigaciones previas, pero carecería de una 
visión de donde se han tomado los datos). 
En cambio, si se conocieran los datos de 
la cultura escolar, se podría ver si los niveles 
de cohesión y control social son altos o bajos, 
si se valora positivamente la relación de los 
alumnos  con  sus  docentes  o  si  existe  una 
cultura  bien  formada  y  arraigada  en  la 
escuela.  Son  precisamente  estos  datos,  los 
relacionados  con  la  cultura  escolar,  los  que 
realmente  realizan  una  aportación 
significativa  de  gran  valor,  tanto  para  la 
comunidad científica como para la comunidad 
escolar  en  general.  Como  se mencionaba  al 
principio, el objetivo de toda investigación ha 
de ser ayudar  a  la  comunidad educativa;  en 
esa misión es preciso conocer también lo que 
sucede dentro de las escuelas. 
Así,  se  concluye  que  la  comunidad 
educativa debe disponer de un marco que le 
permita  conocer  la  realidad  de  las  escuelas. 
Este  marco  dotará  de  información  que 
enriquezca  y  complemente  los  datos 
obtenidos  en  la  medición  de  la  implicación 
escolar;  y  dicho  marco,  precisamente,  lo 
ofrece  la  investigación  sobre  la  cultura 
escolar. De esta manera, atendiendo a la