
 
Peña-Estrada, C., Vaillant-Delis, M., Soler-Nariño, O., Bring-Pérez, Y. & Domínguez-Ruiz, Y. (2020). Personas con Discapacidad y Aprendizaje Virtual: Retos para 
las TIC en Tiempos de Covid-19. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0, 9(2), 204-211. https://doi.org/10.37843/rted.v9i2.165 
   
Personas  con  Discapacidad  y  Aprendizaje  Virtual: 
Retos para las TIC en Tiempos de Covid-19. 
 
Según  la  Organización  Mundial  de  la  Salud 
(OMS) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) 
las  cifras  de  personas  con  discapacidad  a  nivel 
internacional se ubican, aproximadamente, en el 15% 
de la población mundial (OMS, 2011 & ONU, 2011). 
En el caso de América Latina y el Caribe, organismos 
regionales  como  la  Comisión  Económica  para 
América Latina  y  el  Caribe (CEPAL)  afirman  que 
más de 70 millones de estas personas se exponen de 
manera  diaria  a  situaciones  de  discriminación 
matizadas por brechas socioeconómicas, de género, 
edad, lugar de residencia, su condición étnico-racial 
y el estatus migratorio, entre otras (CEPAL, 2014). 
Con la irrupción de la Covid-19 en el contexto global, 
dichas  brechas  se  acentúan  o  ensanchan  para  este 
grupo social, pues la mayoría de ellas se encontraban 
en  condiciones  de  exclusión,  marginalidad  y 
estigmatización antes de la pandemia.  
La debilidad de los sistemas de salud a escala 
global  y  regional  para  enfrentar  los  efectos  de  la 
pandemia han conllevado a contradicciones políticas 
relacionadas  con  la  desprotección  a  los  grupos 
sociales  más  vulnerables,  así  como  a  individuos  y 
familias con mayores dificultades, por ejemplo, en el 
acceso  al  empleo,  seguridad  social,  educación, 
alimentación,  vivienda  y  educación  (Huenchuan, 
2020). En este último los impactos de la Covid-19 
dejarán importantes secuelas en el desarrollo de una 
educación  inclusiva  en  muchos  países.  Datos 
ofrecidos por la CEPAL (2020) señalan que, en  el 
mes  de  marzo,  alrededor  de  ciento  trece  (113) 
millones  de  niños,  niñas  y  adolescentes  se 
encontraban, fuera de las escuelas, cerradas a causa 
de  la  COVID-19.  Esto  evidencia  los  desafíos  que 
experimentan  muchos  sistemas  educativos  para 
lograr un aprendizaje inclusivo en el contexto de la 
pandemia,  pues  los  escenarios  docentes  se 
trasladaron a las viviendas en condiciones no siempre 
favorables para la enseñanza. 
En América Latina y el Caribe muchos hogares 
se  enfrentan  a  riesgos  sanitarios,  alimentarios,  de 
género,  económicos,  de  empleo,  culturales,  entre 
otros, que se interconectan con la fragilidad de las 
relaciones  sociales,  los  escasos  recursos  y  activos 
educativos en función de desarrollar una educación 
inclusiva  y  de  calidad.  Esta  compleja  situación  de 
vulnerabilidad  se  complejiza  en  las  personas  con 
discapacidad, quienes deben, por un lado, superar las 
estructuras simbólicas o mentales que legitiman los 
estigmas sociales en torno a su condición de  
 
discapacidad, y por el otro lado, acceder a entornos 
educativos con barreras físicas y bajo condiciones no 
adecuadas a la diversidad funcional de estas personas.   
Al respecto, la Agenda 2030 para el desarrollo 
sostenible en su objetivo 4 y meta 4.7(a) plantea la 
necesidad  de  construir  y  adecuar  los  espacios 
educativos  a  las  necesidades  de  los  niños  y  las 
personas  con  discapacidad,  lo  que  incluye 
infraestructuras  y  materiales  adaptados  a  esos 
estudiantes (CEPAL, 2018, p.29). De igual manera, la 
Convención sobre los Derechos de las Personas con 
Discapacidad  (CDPCD)  refrenda  la  necesidad  de 
eliminar la vulnerabilidad y desigualdad social hacia 
este grupo socia, a través de potenciar la igualdad de 
oportunidades  y  acceso  sin  barreras  a  espacios 
educativos más inclusivos y participativos. 
Por consiguiente, en condiciones de aislamiento 
derivadas  de  la  Covid-19,  este  colectivo  requiere 
mayores  adaptaciones  y  ajustes  para  lograr  su 
inclusión educativa ante las transformaciones sociales 
y económicas que ha generado la pandemia. Todo ello 
constituye un reto en los marcos de la Agenda 2030 y 
la CDPCD, pues todavía existen fragilidades físicas, 
económicas,  sociales  y  culturales  que  impiden  la 
participación de las personas con discapacidad, en los 
nuevos escenarios educativos dentro de la actual crisis, 
por ejemplo, el aprendizaje virtual.  
En  este  sentido,  autores  como  Camacho  & 
Varela  (2011);  Lancheros,  Carillo  &  Lara  (2011); 
Silvana  &  Andrea  (2016);  Mogollón,  Medina  & 
Correa (2017) abordan que existen brechas digitales 
en  el  acceso  a  las  computadoras,  Internet  y  las 
habilidades  en  el  empleo  de  estos  dispositivos  y 
plataformas  virtuales  por  las  personas  con 
discapacidad. Según estos investigadores se necesita 
de nuevas adaptaciones a ese aprendizaje virtual, pero 
desde  concepciones  más  inclusivas  e  integradoras. 
Asimismo,  otras  investigaciones  sostienen  la 
reducción de esa brecha digital a partir del diseño o 
ajuste  de  las  Tecnologías  de  la  Información  y  la 
Comunicación  (TIC),  con  el  fin  de  alcanzar  mayor 
inclusión social (Flórez et al., 2016).  
En las personas con discapacidad esta inclusión 
se  asocia,  entre  otros  elementos,  a  la  autonomía 
personal,  la  reducción  de  las  desigualdades  y  las 
barreras  del  entorno  que  generan  situaciones  de 
dependencia ante los demás. Dicho entorno social (o 
digital)  produce  estructuras  que  lejos  de  incluir, 
excluyen de la  participación y  la realización de esa 
autonomía personal.